No cabe duda que los Ayuntamientos desempeñan un papel primordial en la producción, directamente o mediante patrocinio, de actividades culturales. Con independencia de las matizaciones que pueda hacerse en torno al concepto de “cultura”, la experiencia nos pone de relieve el altísimo grado de responsabilidad que los municipios y sus gestores ostentan en la concepción y organización de la oferta que se brinda al ciudadano, lo que les convierte en órganos fundamentales de una parte sustancial de la formación cultural a la que accede la mayor parte de la sociedad y en artífices de iniciativas de las que depende muy directamente la calidad, el prestigio y el atractivo del territorio bajo su competencia.
Quizá la profusión de eventos, la pluralidad o disparidad de formatos diseñados, las situaciones de carencia o exceso en la programación, las contradicciones e insuficiencias que a veces presentan, la complejidad, en fin, de un fenómeno de tanta trascendencia nos sitúa ante una perspectiva donde la aplicación de criterios evaluadores constituye una imperiosa necesidad. Ni todo es cultura ni todo se puede presentar como tal. Parece obvio, pues, que sólo el empleo de criterios de ponderación que analicen el panorama y lo coloquen en su justa dimensión puede clarificar un panorama que a primera vista ofrece siempre contrastes que dificultan una valoración global.
De ahí el interés que sin duda tiene la...
Bienvenido sea, por tanto, el estudio que
Cádiz propone abrir un debate social y cultural de gran alcance en torno a una de sus pricipales efemérides: el bicentenario de la Constitución de 1812
Sorprendentemente de un documento de tanta relevancia apenas, que yo sepa, se ha hablado en España. Ello justifica mi interés en informar de su existencia para que no pase desapercibido y sirva para valorar lo que significa un aspecto tan importante de las políticas públicas locales.
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