Este blog pretende contribuir al desarrollo y fortalecimiento de la cultura y de la sensibilidad territorial ante las múltiples manifestaciones de agresión y deterioro a que se ven sometidos los paisajes como consecuencia de actuaciones frecuente y deliberadamente insensibles con la calidad y los recursos que los identifican.


Desea significar el compromiso de la Geografía y de los geógrafos con la defensa de la calidad de los territorios
y

de las buenas prácticas en el ejercicio de la acción pública y en sintonía con los objetivos y principios contemplados

en el Manifiesto por una Nueva Cultura del Territorio.


Planteado también con fines didácticos, se concibe como un documento aplicable a la docencia, así como un espacio de encuentro, comunicación y debate con los estudiantes y profesores de Geografía, y con quienes se interesen

por la evolución y los métodos de esta disciplina, por la utilidad e importancia de la información geográfica,

por su dimensión aplicada y por las políticas relacionadas

con la Ordenación, el Gobierno y el Desarrollo del Territorio.


miércoles, 29 de diciembre de 2010

Los espacios naturales de la Tierra: un documento esencial de la European Space Agency


La European Space Agency ha dado a conocer el Mapa Global de la Tierra con un nivel de resolución que permite apreciar con notable precisión la diversidad de los espacios naturales y la estructura de su disposición zonal. Doy a conocer este documento por su gran valor científico y su utilidad práctica.

Recomiendo, por tanto, la consulta de las bases técnicas en las que se apoya su elaboración en el contexto de las interesantes actividades llevadas a cabo por la
ESA.


viernes, 24 de diciembre de 2010

América Latina sufre un grave deterioro ambiental: así lo refleja el Atlas elaborado por Naciones Unidas


El pasado 13 de diciembre se ha presentado en Ciudad de Panamá un documento excepcional, cuya consulta resulta obligada para quienes se interesan por los problemas ambientales y territoriales del mundo y de la época que nos ha tocado vivir. Me refiero al Atlas of Our Changing Environment, referido al espacio de América Latina y el Caribe. Es obra del organismo más cualificado para llevar a cabo tan impresionante tarea: el United Nation Environment Program / PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente), que anualmente presenta sus interesantes y valiosos informes sobre la situación medioambiental del mundo, lo que le convierte en un texto de obligada referencia para el conocimiento de las tendencias y problemas que definen la situación de los ecosistemas terrestres, en un contexto de cambio estructural de las condiciones en que se desenvuelven. La minuciosidad y rigor con que analiza los casos problemáticos - un total de 65 - son notables y de una gran utilidad didáctica. Como herramienta de clase no tiene desperdicio.

El informe sobre América Latina y el Caribe merece consideración, ya que es uno de los ámbitos por el que este blog también se muestra atento. Y lo es además por la sensibilidad que provoca la constatación de la gravísima crisis ambiental que afecta al continente, debido a los impactos ocasionados por el crecimiento incesante y desorganizado de las ciudades y por la intensidad de los procesos de deforestación. En ello ha insistido con especial contundencia durante la presentación del informe la Dra. Graciela Metternicht, coordinadora del PNUMA para Latinoamérica.

Especial atención concede el informe a la pésima calidad de las infraestructuras ambientales (abastecimiento de agua, saneamiento, almacenamiento de los residuos), a la contaminación del agua y a la frecuencia y magnitud de los desastres naturales, que cobran gravedad extrema en áreas urbanas construidas sin prevención alguna, acentuando la situación de vulnerabilidad frente al riesgo y la catástrofe, con manifestaciones particularmente dramáticas en Centroamérica y el Caribe. No en vano aquí se localizan siete países que se cuentan entre los más propensos del mundo a padecer desastres naturales con impactos agravados por la ausencia de planificación que corrija o mitigue la intensidad de sus efectos.

Y, como no podía ser de otro modo, la deforestación ocupa una parte destacada dentro de este crítico y muy preocupante diagnóstico. Se calcula que anualmente la región pierde en torno a 43.500 Kilometros cuadrados de superficie boscosa, de lo que son claro testimonio lo sucedido en la Amazonía brasileña donde cada año se destruyen 7.000 kilómetros cuadrados de bosques o en Ecuador, donde la deforestación está provocando la desaparición de entre 140.000 y 300.000 hectáreas de bosque al año, especialmente en la costa, donde se ha producido "uno de los casos más dramáticos de extinción masiva de especies". Tampoco hay que olvidar la situación trágica en que se encuentra Argentina, como consecuencia del deterioro erosivo que, debido a las prácticas agroganaderas, sufren más de 60 millones de hectáreas.

Y, como colofón, el informe emite de nuevo una contundente señal de alarma respecto a las tendencias observadas en las acumulaciones glaciares, bien expresivas en el caso de Chile, el de mayor relevancia superficial en este bien de interés ambiental (22.000 km2), pese a que el 87% acusaba evidentes retrocesos, un 7% se encontraba estable y sólo un 6% presentaba ligeros avances.


La consulta de este Atlas, bien diseñado y estructurado, resulta muy aleccionadora.


miércoles, 15 de diciembre de 2010

Reflexiones sobre las periferias urbanas a cargo de Luis Felipe Alonso Teixidor



Reunión de amigos y colegas en Valladolid. Para hablar de la ciudad, de sus periferias, de sus problemas, de sus horizontes, de sus alternativas. La convocatoria del acto, organizado por la Asociación Ciudad Sostenible, no defraudó las expectativas creadas. En esta ocasión, el invitado era familiar para casi todos, aunque el espacio de encuentro estuvo lleno y seguramente entre los presentes hubo muchas personas que se dieron cuenta de la cantidad de ideas, de imágenes y de reflexiones que pueden aflorar, a lo largo de una sesión de dos horas, cuando se trata el tema urbano con el conocimiento, la experiencia y la seriedad debidos.


Luis Felipe Alonso Teixidor sabe mucho más de lo que dijo, y eso que dijo muchas cosas. Es profesor titular de Urbanismo en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Polítécnica de Madrid. Desde hace muchos años me une con él una gran amistad, que se fraguó al calor de los trabajos, viajes, discusiones y múltiples conversaciones compartidos en compañía de Celestino Candela Pi y José Luis Sainz Guerra, que figuran, junto a Susana Ordóñez, entre los artífices de la Asociación organizadora del acto.


Luis Felipe Alonso Teixidor y Celestino Candela Pi


El tema abordado era sin duda sugerente: “Paisajes fronterizos: ¿escenarios urbanos sin ciudad?" A nadie se le oculta que desarrollar en una sesión, de cara a un público donde había personas no especializadas, una cuestión como esta no es tarea baladí. Pero Luis Felipe supo afrontar la complejidad de los problemas abordados con el lenguaje cuidadoso que le caracteriza, con una buena estructuración de las ideas y con ayuda de un soporte gráfico impresionante. En esencia, tres fueron las ideas desarrolladas, y en torno a las cuales gravitó el resto del dicurso.


Con la primera, quiso llamar la atención sobre los impactos de la industrialización en los crecimientos periféricos de las ciudades, donde se crean lo que denominó como “bordes problemáticos”, caracterizados por las tensiones sociales y habitaciones bien conocidos, no sin dejar de mencionar el valor de las iniciativas impulsadas por visionarios del urbanismo humanizado, como el caso expresivo de Ebenezer Howard.


Especial atención dedicó a las características del modelo de expansión periurbana ocurrido en las ciudades norteamericanas, donde tiene lugar, de manera emblemática para otras escalas, la adaptación de las formas de vida a las lógicas de relación y movilidad impuestas por las periferias. Un fenómeno generalizado, que, a su juicio, no debe demonizarse, por más que responda a un enfoque insostenible del crecimiento y dé lugar a la fragmentación como proyecto urbano y a la disgregación de los componentes de la centralidad urbana, tan artificiosos como los pudiera significar el entendimiento de los macrocentros comerciales como el equivalente a las calles principales de los centros urbanos, entre otras razones porque aquellos no operan en modo alguno, a diferencia de éstos, como espacios públicos. Se trata, afirmó, de una tendencia marcada, en el contexto de las periferias, a la “capsularización” de los hábitos y formas de vida.


Por otro lado, no menos interesantes fueron las reflexiones efectuadas en torno a los dualismos que se crean en la ciudad contemporánea como consecuencia de las ocupaciones masivas de espacios que acaban trascendiendo las pautas clásicas de articulación urbana y urbanística. Todo ha consistido, a su modo de ver, “en el tránsito del crecimiento planificado manteniendo el espacio público al crecimiento sin espacio público”. Curiosa antinomia que lleva a pensar en las relaciones de conflicto que surgen entre la ciudad compacta y la ciudad difusa, en las incertidumbres que afloran a la hora de hablar de ciudadanía urbana o en las dificultades de crear conexiones integradoras entre estructuras fragmentadas.


Las consideraciones realizadas en torno a experiencias alternativas -en concreto, aludió a la figura de las “urban villages” norteamericanas (interesa consultar el enlace) - estuvieron motivadas más por el deseo de encontrar una salida satisfactoria a modelos de estructuración de la ciudad correspondientes a una etapa de crecimiento sometida hoy a revisión que por el convencimiento de que se están dando pasos consistentes en ese sentido. En cualquier caso, hizo una valiosa llamada a la reflexión sobre los temas abordados, convencido de que "hay exceso de instrumentos y ausencia de pensamiento". Tomen nota de la frase porque tiene su miga.


El análisis y descripción que, finalmente, hizo sobre el Proyecto de Reordenación Urbana del área formada por los municipios de Oviedo, Siero y Llanera, y al que ya he hecho referencia en este blog, supuso una demostración de madurez profesional, cimentada en una sólida formación técnica y en un conocimiento profundo y meticuloso del territorio en el que se centra el proyecto del que ha formado parte.


En suma, pues, una sesión de gran utilidad, poco frecuentes en la ciudad donde vivo, y que muestra el esfuerzo realizado, con tanto entusiasmo como pocos recursos, por quienes dirigen la Asociación Cultural Ciudad Sostenible de Valladolid.


sábado, 4 de diciembre de 2010

En torno al Paisaje

Oriol Nel-lo, Iñaki Atxukarro y José María Ezquiaga
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He ahí, englobado en la “Crónica de los Diálogos del Paisaje”, un conjunto de reflexiones interesantes, a cargo de Oriol Nel.lo, geógrafo catalán y José María Ezquiaga, arquitecto madrileño. Abordan una cuestión de actualidad, un tema sensible y muy ligado a la dimensión territorial de las políticas públicas.

Fueron planteadas en un acto celebrado en la Universidad del Pais Vasco, en el campus de Vitoria-Gazteiz, el 18 de noviembre, y no cabe duda que en ellas se encierran valiosas ideas y aportaciones que merece la pena conocer. Por esa razón, las incluyo en esta sala, que sintoniza con los ponentes, con su meritoria trayectoria profesional y con sus intervenciones. Como es obvio, se enmarcan en el contexto de las directrices planteadas en el Convenio Europeo del Paisaje, ratificado por España el 26 de noviembre de 2007, y con vigencia desde el 1 de marzo de 2008, como ya indiqué en su día en este blog.

Es aconsejable la lectura de lectura de ambos textos y su consideración como tema de debate.




jueves, 2 de diciembre de 2010

¿Es necesaria y posible la Prospectiva Territorial? ¿Tiene sentido superar las visiones cortoplacistas en la ordenación del territorio?



Plantear el desarrollo de la gestión pública sobre el territorio con visión prospectiva constituye sin duda un objetivo ambicioso. Como su nombre indica, se trata nada menos que de contemplar las intervenciones desde el punto de vista territorial teniendo en cuenta la adaptación de las decisiones a los cambios y a los desafíos que ha de presentar un entorno caracterizado por transformaciones y tendencias que necesariamente han de repercutir en las medidas que se lleven a cabo de acuerdo con un plan de actuación programado. Dicho de otro modo, frente a la visión cortoplacista, de horizontes alicortos, con que a menudo se aborda la intervención en el territorio, la “prospectiva” defiende un enfoque valorativo de las implicaciones que a medio o largo plazo puede tener una actuación, anticipándose a los riesgos y consciente también de la necesidad de que la decisión adoptada sea la más conveniente para que los efectos pretendidos pervivan en el tiempo, garanticen los resultados que más convengan al territorio y preserven el mantenimiento de sus recursos.


Cuatro son los objetivos y criterios metodológicos que la definen (según el Grupo Futuribles):


1. Elaborar un diagnóstico de los territorios y explorar sus futuros posibles a medio y largo plazo.


2. Identificar, en función de sus potencialidades y problemas específicos, los proyectos con mayor poder de movilización.


3. Identificar a los actores y a las capacidades que puedan jugar un papel determinante en su desarrollo.


4. Aportar respuestas pertinentes y coherentes para la aplicación de una politica de ordenación y desarrollo sostenible del territorio.



Vista de este modo, la prospectiva se convierte en un principio esencial de las políticas territoriales, tanto por lo que tiene de prevención y cautela frente a los riesgos como de toma en consideración de la “durabilidad”, entendida como criterio valorativo de la efectividad que una iniciativa posee en un contexto diferente al que caracterizaba el momento en el que se llevó a cabo. En este sentido, es evidente que la noción aparece estrechamente conectada con la idea misma de “desarrollo sostenible”, que sólo puede concebirse en el marco de un planteamiento capaz de anticiparse, y, por lo tanto, de mitigar, los problemas inherentes a una decisión precipitada.


De izquierda a derecha, Pascal Boniface, Juan Manuel Badenas, Raimundo Pérez-Hernández (director de la Fundación Ramón Areces) y Carlos Malo de Molina (Madrid, 20 de noviembre de 2010)


Ahora bien, ¿podemos tener en estos momentos las certezas suficientes como para operar prospectivamente en el territorio con las necesarias garantías? Traigo el tema a este blog porque debo reconocer mi preocupación al respecto. Aunque no es una sensación nueva, me he afianzado en ella tras asistir hace unos días a la mesa redonda que, sobre el tema “Importancia de la Prospectiva y los Think Tanks para la política y la empresa”, tuvo lugar en la Fundación Ramón Areces, en Madrid, contando con la participación de un intelectual al que reconozco autoridad en la materia. Se trata de Pascal Boniface, Director del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS) de París, y uno de los pensadores franceses más reconocidos en el campo del asesoramiento político. Junto a él intervinieron Carlos Malo de Molina, Presidente de la firma demoscópica SigmaDos y Juan Manuel Badenas, Director de la Agencia Valenciana de Evaluación y Prospectiva.


Las reflexiones apuntadas fueron interesantes y permitieron poner en evidencia el alto grado de aleatoriedad e indefinición de pautas organizativas de futuro al que se enfrentan las sociedades contemporáneas en un momento en el que, paradójicamente, se dispone de ingentes caudales de información, que a su vez provienen de fuentes que no cesan de ampliarse, una vez que el Estado, pese a ser un actor central en las relaciones internacionales, ha perdido, dentro de la economía globalizada, el monopolio de la información. En estas condiciones nos situamos, sin embargo, ante un escenario en el que lo más difícil es establecer relaciones entre los datos recibidos para elaborar conclusiones fiables que encaucen debidamente la toma de decisiones.


De ahí que, aun reconociendo que la prospectiva es un enfoque adecuado, capaz de aportar la confianza necesaria para la racionalización de las decisiones, lo cierto es que la propensión contradictoria a que inducen las características de la información, por un lado, más las incertidumbres provocadas por la crisis económico-financiera (con su fortísima incidencia en la pérdida de estabilidad de los mecanismos de regulación y en la dudosa supervivencia del Welfare State) generan un escenario poco proclive a la adopción de medidas preventivas con visos de aplicabilidad a medio y largo plazo. Aspecto que al tiempo viene corroborado por la constatación de que las inferencias basadas en la estimación cuantitativa o matemática tienden a ser cuestionadas por la extremada variabilidad de la secuencia numérica real.


Asi las cosas, las preguntas son inevitables. De momento, baste con dos: ¿Hasta qué punto se han perdido los referentes de estabilidad o permanencia que permitían asegurar el futuro? ¿Disponemos, con la suficiente solidez, de posiciones teóricas que nos reconforten en las convicciones sobre la pertinencia de las visiones prospectivas que muchos juzgamos tan necesarias, entre otras razones porque en ellas creemos encontrar la salvaguarda de los principios defensores de las buenas prácticas en la utilización de los recursos territoriales?


Aunque obviamente no tengo las respuestas a tales incógnitas (y por ese motivo las traigo a colación), no me parece desacertada, siquiera sea como atisbo confortable, la idea formulada por Jean Paul Bailly, reconocido defensor de lo público en Francia y cualificado teórico sobre el tema que nos ocupa. En uno de los informes al Consejo Económico y Social francés proponía una metodología para la construcción de decisiones estratégicas basadas en el debate público y en una tarea de prospectiva planteada de forma permanente. He aquí el argumento central: “es necesaria la articulación de ambos procesos en el funcionamiento del sistema decisional, teniendo en cuenta que la prospectiva que alimenta el debate se convierte en el mejor instrumento para la decisión”. En otras palabras, y es un argumento que deseo subrayar, se trata de sustituir una prospectiva meramente dirigista, definida en la fase previa del proceso decisional y apoyada en la extrapolación de tendencias más o menos predeterminadas (de “lourdes”, pesadas, las califica Bailly) por un enfoque interactivo, capaz de detectar los signos débiles que afectan a las dinámicas territoriales, de elaborar futuros deseables y de animar procesos de cambio a los que contribuyan los actores, implicados a su vez en el debate público. En suma, una prospectiva fortalecida por la reflexión colectiva sobre la base de la participación multiagentes. Me atrae la idea y por eso la comento aquí.



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