Este blog pretende contribuir al desarrollo y fortalecimiento de la cultura y de la sensibilidad territorial ante las múltiples manifestaciones de agresión y deterioro a que se ven sometidos los paisajes como consecuencia de actuaciones frecuente y deliberadamente insensibles con la calidad y los recursos que los identifican.


Desea significar el compromiso de la Geografía y de los geógrafos con la defensa de la calidad de los territorios
y

de las buenas prácticas en el ejercicio de la acción pública y en sintonía con los objetivos y principios contemplados

en el Manifiesto por una Nueva Cultura del Territorio.


Planteado también con fines didácticos, se concibe como un documento aplicable a la docencia, así como un espacio de encuentro, comunicación y debate con los estudiantes y profesores de Geografía, y con quienes se interesen

por la evolución y los métodos de esta disciplina, por la utilidad e importancia de la información geográfica,

por su dimensión aplicada y por las políticas relacionadas

con la Ordenación, el Gobierno y el Desarrollo del Territorio.


jueves, 2 de diciembre de 2010

¿Es necesaria y posible la Prospectiva Territorial? ¿Tiene sentido superar las visiones cortoplacistas en la ordenación del territorio?



Plantear el desarrollo de la gestión pública sobre el territorio con visión prospectiva constituye sin duda un objetivo ambicioso. Como su nombre indica, se trata nada menos que de contemplar las intervenciones desde el punto de vista territorial teniendo en cuenta la adaptación de las decisiones a los cambios y a los desafíos que ha de presentar un entorno caracterizado por transformaciones y tendencias que necesariamente han de repercutir en las medidas que se lleven a cabo de acuerdo con un plan de actuación programado. Dicho de otro modo, frente a la visión cortoplacista, de horizontes alicortos, con que a menudo se aborda la intervención en el territorio, la “prospectiva” defiende un enfoque valorativo de las implicaciones que a medio o largo plazo puede tener una actuación, anticipándose a los riesgos y consciente también de la necesidad de que la decisión adoptada sea la más conveniente para que los efectos pretendidos pervivan en el tiempo, garanticen los resultados que más convengan al territorio y preserven el mantenimiento de sus recursos.


Cuatro son los objetivos y criterios metodológicos que la definen (según el Grupo Futuribles):


1. Elaborar un diagnóstico de los territorios y explorar sus futuros posibles a medio y largo plazo.


2. Identificar, en función de sus potencialidades y problemas específicos, los proyectos con mayor poder de movilización.


3. Identificar a los actores y a las capacidades que puedan jugar un papel determinante en su desarrollo.


4. Aportar respuestas pertinentes y coherentes para la aplicación de una politica de ordenación y desarrollo sostenible del territorio.



Vista de este modo, la prospectiva se convierte en un principio esencial de las políticas territoriales, tanto por lo que tiene de prevención y cautela frente a los riesgos como de toma en consideración de la “durabilidad”, entendida como criterio valorativo de la efectividad que una iniciativa posee en un contexto diferente al que caracterizaba el momento en el que se llevó a cabo. En este sentido, es evidente que la noción aparece estrechamente conectada con la idea misma de “desarrollo sostenible”, que sólo puede concebirse en el marco de un planteamiento capaz de anticiparse, y, por lo tanto, de mitigar, los problemas inherentes a una decisión precipitada.


De izquierda a derecha, Pascal Boniface, Juan Manuel Badenas, Raimundo Pérez-Hernández (director de la Fundación Ramón Areces) y Carlos Malo de Molina (Madrid, 20 de noviembre de 2010)


Ahora bien, ¿podemos tener en estos momentos las certezas suficientes como para operar prospectivamente en el territorio con las necesarias garantías? Traigo el tema a este blog porque debo reconocer mi preocupación al respecto. Aunque no es una sensación nueva, me he afianzado en ella tras asistir hace unos días a la mesa redonda que, sobre el tema “Importancia de la Prospectiva y los Think Tanks para la política y la empresa”, tuvo lugar en la Fundación Ramón Areces, en Madrid, contando con la participación de un intelectual al que reconozco autoridad en la materia. Se trata de Pascal Boniface, Director del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS) de París, y uno de los pensadores franceses más reconocidos en el campo del asesoramiento político. Junto a él intervinieron Carlos Malo de Molina, Presidente de la firma demoscópica SigmaDos y Juan Manuel Badenas, Director de la Agencia Valenciana de Evaluación y Prospectiva.


Las reflexiones apuntadas fueron interesantes y permitieron poner en evidencia el alto grado de aleatoriedad e indefinición de pautas organizativas de futuro al que se enfrentan las sociedades contemporáneas en un momento en el que, paradójicamente, se dispone de ingentes caudales de información, que a su vez provienen de fuentes que no cesan de ampliarse, una vez que el Estado, pese a ser un actor central en las relaciones internacionales, ha perdido, dentro de la economía globalizada, el monopolio de la información. En estas condiciones nos situamos, sin embargo, ante un escenario en el que lo más difícil es establecer relaciones entre los datos recibidos para elaborar conclusiones fiables que encaucen debidamente la toma de decisiones.


De ahí que, aun reconociendo que la prospectiva es un enfoque adecuado, capaz de aportar la confianza necesaria para la racionalización de las decisiones, lo cierto es que la propensión contradictoria a que inducen las características de la información, por un lado, más las incertidumbres provocadas por la crisis económico-financiera (con su fortísima incidencia en la pérdida de estabilidad de los mecanismos de regulación y en la dudosa supervivencia del Welfare State) generan un escenario poco proclive a la adopción de medidas preventivas con visos de aplicabilidad a medio y largo plazo. Aspecto que al tiempo viene corroborado por la constatación de que las inferencias basadas en la estimación cuantitativa o matemática tienden a ser cuestionadas por la extremada variabilidad de la secuencia numérica real.


Asi las cosas, las preguntas son inevitables. De momento, baste con dos: ¿Hasta qué punto se han perdido los referentes de estabilidad o permanencia que permitían asegurar el futuro? ¿Disponemos, con la suficiente solidez, de posiciones teóricas que nos reconforten en las convicciones sobre la pertinencia de las visiones prospectivas que muchos juzgamos tan necesarias, entre otras razones porque en ellas creemos encontrar la salvaguarda de los principios defensores de las buenas prácticas en la utilización de los recursos territoriales?


Aunque obviamente no tengo las respuestas a tales incógnitas (y por ese motivo las traigo a colación), no me parece desacertada, siquiera sea como atisbo confortable, la idea formulada por Jean Paul Bailly, reconocido defensor de lo público en Francia y cualificado teórico sobre el tema que nos ocupa. En uno de los informes al Consejo Económico y Social francés proponía una metodología para la construcción de decisiones estratégicas basadas en el debate público y en una tarea de prospectiva planteada de forma permanente. He aquí el argumento central: “es necesaria la articulación de ambos procesos en el funcionamiento del sistema decisional, teniendo en cuenta que la prospectiva que alimenta el debate se convierte en el mejor instrumento para la decisión”. En otras palabras, y es un argumento que deseo subrayar, se trata de sustituir una prospectiva meramente dirigista, definida en la fase previa del proceso decisional y apoyada en la extrapolación de tendencias más o menos predeterminadas (de “lourdes”, pesadas, las califica Bailly) por un enfoque interactivo, capaz de detectar los signos débiles que afectan a las dinámicas territoriales, de elaborar futuros deseables y de animar procesos de cambio a los que contribuyan los actores, implicados a su vez en el debate público. En suma, una prospectiva fortalecida por la reflexión colectiva sobre la base de la participación multiagentes. Me atrae la idea y por eso la comento aquí.



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