Durante la madrugada del día 27 de Febrero un violento seísmo de 8,8 grados de la escala Richter, con epicentro ubicado a
“Dicen que un terremoto se parece a la caída de una piedra al agua. Lejos del impacto se sienten ondas suaves, con intervalos largos. Más cerca las olas son más altas y más seguidas. Y en el lugar de la caída, lo que ocurre es una explosión. Quienes han vivido temblores, las "ondas", creen erróneamente que hay tiempo para escapar. Sólo quienes pasaron por "la explosión" saben que no hay tiempo de casi nada. Si sobreviven, aprenden a ser sensibles y a moverse rápido y sin pánico porque una especie de instinto adquirido les dice que, si es que hay una mínima oportunidad, no dura y no se repite".
Así lo describe Jorge Oviedo, mendocino con experiencia sobrada sobre este fenómeno natural, en
Para seguir las situaciones de sismicidad en la Tierra
Automatic GEOFON Global Seismic Monitor
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