“Las riadas matan porque el hombre no respeta los cauces. La elevada intensidad de la lluvia, la rápida escorrentía del agua por laderas y vaguadas, la alta erosionabilidad de los suelos volcánicos son los ingredientes que agrupados en pequeñas cuencas torrenciales con grandes desniveles han configurado, en Madeira, el escenario perfecto para una terrible "riada relámpago".
Así funciona la naturaleza. La gente del país lo sabe, los expertos también, la historia nos lo recuerda: en Madeira, las riadas de 1803 y de 1993, también fueron catastróficas. Las riadas matan cuando en las zonas expuestas a estos fenómenos se ubican viviendas, carreteras e infraestructuras diversas. El último informe de evaluación global sobre la reducción del riesgo de desastres, de la secretaría de
En Madeira, y también en Cataluña y en España, el desaforado crecimiento urbanístico de los últimos decenios no ha tenido en cuenta en absoluto las zonas expuestas a los riesgos naturales. En Cataluña más del 15% del suelo urbanizado está en zona inundable. Tenemos conocimiento, tecnología y ordenamiento para mitigar el impacto de los riesgos naturales. Por ejemplo, los mapas de zonas inundables son herramientas básicas para evaluar la peligrosidad de ríos y torrentes. Pero, ¿por qué no se toman las decisiones de ordenación territorial apropiadas para mitigar el riesgo de desastre? ¿Qué precio tendremos que pagar para que las riadas dejen de matar?”.
Carta al Director de Joan Manuel Vilaplana, Profesor de Geología de
Ramón Pellitero Ondicol, investigador del Departamento de Geografía de la Universidad de Valladolid, me ha dado a conocer estos videos que revelan la magnitud del desastre producido como consecuencia de las aberraciones urbanísticas cometidas en la isla portuguesa de Madeira. Son imágenes de impacto que hablan por sí solas:
En efecto, no tiene pérdida, lo leí ayer en el periódico. Bien por ampliar su resonancia, Fernando.
ResponderEliminarSin ser un especialista en materia geográfica, a poco que se haya mirado se observa que la Naturaleza no es la culpable. La Naturaleza tiene sus leyes que los humanos, por otra parte, han sabido descubrir y adecuarse a ellas y tenerlas en cuenta con criterios bastante inteligentes para hacerlo bien. Pero las Leyes de conducta de los humanos, basadas en criterios de beneficios crematísticos, de fomento de pobreza y de falta de rigor de las autoridades, son las que han generado todo un panorama -no en todas partes, evidentemente- de riesgo. Todos sabemos cómo se ha construido en plan pirata en las décadas de los 50, 60, etc. en zonas de riesgo en pleno imperio del infame franquismo. Cómo se ha edificado despóticamente -la dictadura de la Construcción-en costas, interiores y donde ha interesado. Y los goles parece que siguen pasando cuenta. ¿Quién pone el cascabel al gato de una ordenación del territorio inteligente? Medios hay sobrantes. Estudios, ni te cuento. Pero ¿voluntad?
Gracias por tratar el tema en tu blog, Fernando. Un abrazo.