La necesaria ordenación del suelo para uso empresarial

La proliferación de espacios para uso empresarial no implica necesariamente una mejora cualitativa de la oferta de este tipo de infraestructuras sino con frecuencia un serio problema de coste y de mantenimiento ulterior cuando no son atendidos por la demanda u ofrecen un nivel de infrautilización que les sitúa muy por debajo de las expectativas creadas. Es cierto además que en muchos casos la construcción de polígonos destinados a ese fin no responde tanto a una estrategia de desarrollo amparada en el acondicionamiento de suelo con el fin de atender necesidades potenciales, debidamente fundamentadas en la valoración de las tendencias previsibles del mercado, sino a una política de carácter especulativo en plena sintonía con las mismas pautas que inspiran o han inspirado los programas de expansión inmobiliaria, sujetos a intereses cortoplacistas que acaban siendo un lastre, la mayor parte de las veces económicamente inasumible, para las administraciones públicas

En esta tendencia han incurrido en España las Comunidades Autónomas y fundamentalmente una constelación de municipios, empeñados en la creación de superficies destinadas a albergar a las empresas y que hoy aparecen en su mayoría silenciosas cuando no irremisiblemente abandonadas. En cualquier caso, es evidente que en este panorama se ha impuesto un discurso autocrítico, que valora el significado de los cambios ocurridos en la configuración de este tipo de espacios con destino específico, insertando los análisis y las interpretaciones dentro de las coordenadas propias de la ordenación del territorio - como una dimensión clave de la gobernanza territorial - y los impactos ambientales que provoca su construcción. Este tema fue objeto de atención específica en las IV Jornadas de Geografía Económica (León, 2010) y a él ya he hecho alusión con anterioridad.

Por esa razón, resulta interesante, desde la perspectiva de la buena práctica aplicada a la ordenación del territorio, la iniciativa adoptada en Galicia al someter a información pública el Plan Sectorial de Ordenación de Áreas Empresariales. Sin duda se trata de un plan ambicioso – 42,7 millones de metros cuadrados, con una inversión superior a los 2.500 millones de euros y un horizonte a largo plazo- que justifica la adopción de las cautelas necesarias, ante la necesidad de garantizar una adecuada integración de estos espacios en la ordenación territorial, con una perspectiva supramunicipal, y "de forma respetuosa con el entorno".