No sorprende, por tanto, que ante el riesgo que pone en peligro la salvaguarda de esos bienes patrimoniales, que forman parte consustancial de la personalidad de la ciudad, la reacción ciudadana se convierta en la postura colectiva más habitual para ponerlo freno. La experiencia revela que actuaciones de esta naturaleza, expresivas de la firme posición cívica frente a la destrucción irreversible del bien cultural, suelen ser tan consistentes como efectivas. En realidad, son actuaciones que no hacen sino denunciar la flagrante contravención de estas medidas con lo que las Leyes defensoras del patrimonio histórico-artístico establecen y las normas internacionales tratan de promover.
A finales de 2009, el gobierno de la Región de Murcia decidió anular el proyecto de construcción de una obra con ese fin en el espacio ocupado por las ruinas árabes en el jardín de San Esteban. Y aún permanece vivo el recuerdo de la decisión adoptada por el Ayuntamiento salmantino de no llevar a cabo la realización del parking previsto en la Plaza de los Bandos, ante la amenaza, planteada por ICOMOS, de retirar, en caso contrario, el reconocimiento de Salamanca como Ciudad Patrimonio de la Humanidad, otorgado en 1988.

Al fin,el 13 de noviembre, el tema ha quedado zanjado. Y lo ha hecho de acuerdo con los fines pretendidos por una ciudadanía activa, una ciudadanía sensible y preocupada por su patrimonio, aquella que se rebela contra la arbitrariedad y la especulación efectuada a costa de lo que es un bien de todos. Ha sido una batalla larga, dura, aunque muy bien llevada por la Federación Vecinal Valladolid y por los grupos defensores del patrimonio histórico amenazado. Tras la sentencia del TSJ de Castilla y León por la que se suspende la segunda modificación del PGOU presentada por el Ayuntamiento para construir un aparcamiento cuyo impacto hubiera sido brutal e irreversible en un espacio de gran valor histórico-arquitectónico, el alcalde de la ciudad no ha tenido más remedio que rendirse a la evidencia...y a la ley.
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Lo ha dicho esta tarde por la radio; lacónicamente, pero lo ha dicho: "acato la sentencia, el parking no se construirá porque la crisis no lo permite y el entorno será adecentado". Es cierto que utiliza la crisis como coartada para salvar la cara y que el proyecto de recuperar los restos arqueológicos para darlos a conocer ni se lo plantea, pero lo importante es que la obra destructora que se preveía no se va a llevar a cabo. El tiempo juega ahora a favor del sentido común. Enhorabuena a cuantos han luchado para que la sensibilidad prevaleciera sobre la especulación, la racionalidad sobre la barbarie, el bien colectivo sobre el uso interesado y lucrativo de unos pocos.